El tesoro escondido en la puna argentina
Se trata del litio, un mineral clave de la actual revolución tecnológica
En poco más de 200 años desde su descubrimiento, el litio logró transformarse en protagonista excluyente de la actual revolución tecnológica a partir de su utilidad para el desarrollo de baterías para dispositivos móviles como celulares, tablets y laptops. Mineral clave en la fabricación de sistemas de almacenamiento de energía más eficientes, limpios y ligeros, dio un impulso vital a la aparición de vehículos híbridos y eléctricos.
Hoy alimenta los sueños de prosperidad de un puñado de países en cuyos territorios se asientan las mayores reservas mundiales de este mineral. La Argentina es uno de ellos.
En el norte de nuestro territorio se asienta una de las mayores reservas de litíferas del planeta, lo que ubica a nuestro país en el cuarto lugar entre los principales productores de litio a escala global. Conforma, junto a Chile y Bolivia el denominado Triángulo del Litio.
Los salares de estos tres países concentran el 85% de las reservas de litio de fácil extracción del planeta. Con más de 870.000 hectáreas disponibles para explotación las reservas nacionales de litio se concentran en tres provincias: Catamarca, Salta y Jujuy. Se estima que allí se esconde entre el 10 y 12 por ciento del total de las reservas del mundo.
Con el litio como uno de los ejes estratégicos de su política científica, la UNLP constituyó la denominada Mesa de Trabajo sobre Litio. Se trata de un espacio del que participan reconocidos expertos que trabajan en el uso de energías limpias en distintas unidades de investigación de la UNLP, como el Laboratorio de Investigación en Etnografía Aplicada (LINEA), el Instituto de Recursos Minerales (INREMI) UNLP-CIC, el Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA) UNLP-CONICET, el Centro de Química Inorgánica (CEQUINOR) UNLP-CONICET, el Centro de Tecnología de Recursos Minerales y Cerámica (CETMIC), el Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA), y el departamento de Geofísica Aplicada de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas, entre otros.
Así la UNLP encabeza, desde hace casi una década, diferentes líneas de investigación, posgrados y proyectos para lograr validar la utilización del litio como fuente de energía limpia y alternativa a los combustibles fósiles en nuestro país.
Uno de los primeros avances vio la luz en 2013, cuando el triciclo eléctrico desarrollado en los laboratorios de la Facultad de Ingeniería logró completar su primer viaje de larga distancia, uniendo las ciudades de La Plata y Mar del Plata. Pero sin dudas uno de los máximos logros en materia de desarrollo y aplicación de energías limpias se alcanzó en febrero de 2016 cuando se puso en marcha el Ecobus Universitario, el primer transporte cien por ciento ecológico de la ciudad de La Plata. Al Ecobus le siguió el Ecoauto, el primer automóvil eléctrico desarrollado por una universidad latinoamericana, e impulsado con baterías de litio. El vehículo, un VW Gol adaptado con materiales reciclados, se enchufa a un tomacorriente estándar y consume la mitad de energía que un aire acondicionado para recargarse, en un tiempo estimado de 5 horas.
“El litio es un mineral que se encuentra en toda la tierra, es uno los metales menos escasos”, afirma Guillermo Garaventa desde su laboratorio de la Facultad de Ingeniería. “La ventaja es que en nuestro país existe una enorme cantidad de litio en los salares, lo que permite su fácil extracción”.
La Dra. Martina Gamba, investigadora de la Facultad de Ciencias Exactas y coautora del libro “Litio en Sudamerica”, explica que “actualmente en Argentina hay dos proyectos extractivos, que se desarrollan en las provincias de Jujuy y Catamarca, y son explotados por Sales de Jujuy S.A, y FMC, respectivamente”. Entre ambos emprendimientos se extraen alrededor de 40.000 toneladas al año. Esto representa más del 15% del litio a nivel mundial.
Según estimaciones de distintos especialistas, se calcula que para el año 2022 la capacidad extractiva a nivel local podría quintuplicarse. La demanda es impulsada no sólo por el fuerte incremento en la fabricación de baterías para las grandes automotrices, sino por su utilidad en
la industria cerámica, del vidrio, en la elaboración de grasas y aceites resistentes al calor, polímeros, elaboración de medicamentos, en aleaciones livianas junto aluminio y cobre -especialmente para la industria aeronáutica-.
Sin embargo, no todas son buenas noticias. Y así lo explica Gamba: “Bajo la legislación vigente, la exploración, extracción y comercialización está casi absolutamente en manos de privados transnacionales –con alguna mínima injerencia de alguna de las provincias como en el caso de Jujuy- sin tener el Estado Nacional ningún tipo de política o participación en la cadena de valor de algún derivado del litio”.
El Dr Arnaldo Visintin, investigador del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA), suma un nuevo componente al debate: “América latina es un proveedor de la materia prima, pero es preciso que modifiquemos esa ecuación. Hoy tenemos una enorme posibilidad de vender el litio no sólo como materia prima, sino convertido en tecnología desarrollada en nuestro país”.
Visintin hace cálculos y asegura que “el carbonato de litio va a mantenerse en los rangos actuales de precio por 20 o 30 años. Una batería de 60 kwt que necesita un auto cuesta entre 20 y 30 mil dólares -ejemplifica-. No sólo se trata de darle valor agregado al litio; es una oportunidad para generar trabajo a través del desarrollo de alta tecnología con sello nacional”.
Pero lo cierto es que el negocio del litio en Argentina se limita hoy a la exportación de dos productos primarios: el carbonato de litio (equivale al 93% de las exportaciones) y el cloruro de litio. No existe ningún producto industrializado luego de este proceso primario. En términos de aprovechamiento del recurso natural, la Argentina aún tiene un largo camino por recorrer. Y en este escenario, la Universidad Pública, como generadora de conocimiento, busca desempeñar un rol preponderante.